AGUA tiene su Película…
La excelente película AGUA, se estrenó en los Cines de Buenos Aires, con una valorable crítica. La joven directora, Verónica Chen, relata la vida y las sensaciones de los temperamentales nadadores de aguas abiertas. SPEED, fue uno de los principales Sponsor de esta producción Cinematográfica Argentino-Francesa. Reflexión & Crítica del largometraje.
Con una muy buena crítica, esta gran película, relata la vida de los nadadores de aguas abiertas. Uno de sus protagonistas y entendidos, es Pablo Adolfo Testa (quien hace el papel de entrenador "Roque"), donde estuvo presente en varias carreras de Aguas Abiertas, acompañándome a mí y a otros nadadores de relieve internacional. La empresa de indumentaria deportiva SPEED, fue el principal Sponsor de esta importante película de la Natación. La misma directora Verónica Chen, con una percepción muy sentida, delata esa idea del aislamiento total, que a veces tenemos los nadadores. Es ahí en donde entendí muchas cosas de esta gran directora, en su segunda película; AGUA, los juegos, los ritmos, los silencios, la obsesión, el seguir aunque no haya triunfo, pues creo que uno escapa a otras realidades, que a veces nos asfixian fuera del agua. Pues en lo personal, he nadado varias carreras de Aguas abiertas, siendo la primera la misma de la película; Santa fe – Coronda, de 60 kilómetros de extensión, en el río Coronda, entre 8 a 9 horas de continuo nado, como también he estudiado cine documental en la Universidad. Es aquí, donde se entiende el poder de transmisión del Cine: La cámara, con grandes efectos, y despliegue, se sumerge con los nadadores, en las piletas, en el Vado y en río Coronda. Continúa, y parece que se humaniza, adquiriendo el ritmo de nado, y la misma fortaleza en seguir. Ella acompaña al nadador con una precisión asombrosa, como una máquina, y como si latiera al mismo tiempo…
Es muy bueno, que alguien haya sabido captar a través de esta arte, que es el Cine, lo que llegamos a hacer muchos de los que nadamos, y no por el hecho de ganar algún dinero (que siempre es poco al lado del gran esfuerzo), sino de lo que uno sueña, y también, a lo que a veces uno renuncia, con esa pasión ferviente y obsecuente, a lo que uno se compromete. Me gustó mucho, lo que la directora Cohen, descubre en los nadadores, como si fuera una psicóloga (aunque ella estudio Letras), esa mitológica separación del “Cuerpo y del Espíritu”, en las horas del gran tedio, en las horas del cansancio acumulativo, que a pesar de que uno pueda entrenar, bien o súper bien, el cuerpo pasa a un estado alfa, o a un estado de ritmo crucero, donde llega un tiempo donde el dolor pasa a ser algo más de otras cosas, y uno sigue nadando, o rodando, igual, por el fin de llegar, y finalizar como un film, solamente…
Verónica Chen es egresada en Letras clásicas, pero un día descubrió que además podía escribir en imágenes, rodó Vagón fumador y sorprendió a la crítica internacional. Verónica, nos cuenta. que al viajar a Santa Fe; “fue donde descubrí la Maratón de Aguas Abiertas; Santa Fe- Coronda, la filmé en video y grabé unas 70 horas de entrevistas a nadadores. En esos reportajes confirmé algo que ya pensaba: que son tipos muy secos, muy austeros y muy duros. Yo buscaba saber por qué hacen ese esfuerzo –que en el caso de aguas abiertas implica nadar ocho horas seguidas, un enorme dolor físico– por una gratificación material cercana a cero. Y me encontré con que tiene que ver con una pasión: los nadadores te cuentan que hay una especie de iluminación. Tiene que ver con horas y horas de estar sumergido, aislado. Algunos te cuentan que se separan y se ven desde arriba nadando. Otros tienen recuerdos, se les aparece música. Cuando logran dejar de luchar con lo que les está pasando, que en una carrera de ocho horas es algo que ocurre justo a la mitad, a las cuatro, es cuando la mitad de los nadadores abandonan. Y los que siguen empiezan a tener esta invasión de imágenes, de sensaciones. Entre las personas que nadan no hay grandes diferencias físicas: gana el que tiene la mente más fuerte”.
En AGUA, además de trabajar los artistas de reparto, participan, en forma silenciosa y muy bien, los grandes nadadores del club GEBA, entrenados actualmente por "Roque", que en la realidad es mi gran amigo Pablo Testa. Muchas de la escenas se firmaron en las piletas del club Union de Santa Fe, y de la piscina olímpica Jeannette Morven Campbell, del CeNARD.
En mí pensar, la vida del deportista o del nadador es como una maratón, y que realmente uno debe tener tiempo, ritmo, sacrificio, y aceptar ciertas controversias, que luego se hacen parte de la película. El nadador a veces tiene momentos de soledad, de silencio, de vigor obstinado, y de ritmo. Y también, cuando nadamos inconcientemente tenemos el recuerdo maternal, del origen de nuestras vidas y diferntes historias. Desde un cálido medio acuoso, al momento de nacer somos zambullidos en la maratón de la Vida.
Sinceramente, les recomiendo el film AGUA, pués Vale!!!
Alejandro M. Lecot – especial para; WWW.NATACION.COM.AR
alejandrolecot@yahoo.com – 2006 – Argentina.
CRÍTICAS; AGUA; DRAMA. MUY BUENA. TITULO ORIGINAL "IDEM" (ARG., 2006) 86 MIN, ATP.
DIRECCION VERONICA CHEN – INTERPRETES; RAFAEL FERRO, NICOLAS MATEO, LEONORA BALCARCE, GLORIA CARRA, JIMENA ANGANUZZI, PABLO TESTA.
CINES; SALAS ABASTO, CINEMARK, TITA MERELLO.
He leído las críticas sobre la película el Agua, y me gustó mucho la del Diario CLARÍN, 21 de septiembre del Clarín, por Diego Lerer; Pocos filmes argentinos tienen la belleza y el lirismo que poseen las imágenes de Agua, especialmente cuando la cámara sigue (en paralelo o desde abajo), a los dos nadadores que protagonizan la película. El filme de Verónica Chen (Vagón fumador) logra ser tan subyugante en esos extendidos momentos, tan original y poético, que da la sensación de que casi todo lo demás sobra, que más que agregar, quita.
Agua comienza con un hombre llamado Goyo (Rafael Ferro), varado en un desierto, que decide regresar a Santa Fe, de donde es oriundo y de donde se fue por motivos —personales y profesionales— que luego conoceremos. Paralelamente, Chino, un chico más joven (Nicolás Mateo, otra vez arrancando una película desde dentro de una pileta, como en Nadar solo) está algo trabado en sus intentos por mejorar sus tiempos y clasificar para las competencias nacionales. Tampoco sabe muy bien qué hacer con su relación de pareja.
Un cruce accidental entre ambos y el contacto que establecen a partir del entrenador del Chino los cruzará. Chino intentará su ansiada pero dificultosa clasificación, Goyo intentará rearmar pedazos de su vida. Como dos espejos cruzados (o dos etapas en la vida de una misma persona), ambos atraviesan profundos momentos de crisis y de transición en las que el agua aparece como un elemento simbólico clave, reforzado en las sugerentes, aunque algo explicativas, voces en off de Mateo.
El desafío final para ambos tendrá que ver con el Maratón Santa Fé-Coronda, una carrera de resistencia que los pondrá a prueba en más de un sentido y que dará resultados inesperados.
Más allá de algunas actuaciones secundarias endebles y diálogos innecesarios (de cualquier manera, la película es parca en este tema), Agua impacta como una de las películas argentinas recientes más imaginativamente concebidas desde lo visual, logrando establecer entre el espectador y los deportistas una suerte de comunión física, donde los cuerpos, el esfuerzo de los músculos y la sensación de agotamiento de los protagonistas lo dejan a uno con la sensación de irse del cine mojado y cansado.
Una película en la que el agua no es sólo la metáfora de otra cosa (el silencio, el vacío, la ambición, el refugio), sino que se transforma en la gran protagonista de la historia. FIN.
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