Con la Bandera y la palabra…

DISPUESTO A ESCUCHAR: Correo de Lectores del Clarín, del 6 de agosto – 2006. Nota sobre la Bandera Argentina y Nuestra Identidad. "Un 20 de junio de 1979, día de nuestra Bandera, mi sentido padre (juez y hombre de apego al sentimiento nacional) me escribió una carta…"

Por

DISPUESTO A ESCUCHAR  "Con la Bandera y la palabra"

Por Osvaldo Pepe
opepe@clarin.com

"Con la Bandera y la palabra"
Un 20 de junio de 1979, día de nuestra Bandera, mi sentido padre (juez y hombre de apego al sentimiento nacional) me escribió una carta, la cual recibí estando en precompetencia, en San Juan de Puerto Rico, días antes de nadar los 1.500 metros libre, en el desarrollo de los VIII Juegos Panamericanos. Algunas frases, decían:

 "Debes volver con nuevos récords, pensando en el país y en tu futura actuación en Moscú. Todas estas cosas serán para vos experiencias formidables que te acompañarán para el resto de tu vida".

"Si te sentís aflojando sobre el final, empezá a gritar »Argentina, Argentina», como en el Mundial".

"Esperando que esta carta te llegue a tiempo, te mando un gran abrazo y besos. Tu Papá, Alberto G. Lecot".

Soy nadador y docente del deporte, donde trabajo con mucha pasión. Fui diez años campeón argentino en natación, especialidad 1.500 metros libre. En 1980 Argentina no fue a los Juegos Olímpicos de Moscú, en fin… Pero en 1981, estuve 6° en el ranking mundial. Aunque en condiciones adversas, siempre competí mano a mano con los mejores del mundo, incluso ganándoles: en París (1981) al ruso Alexander Chaev (subcampeón olímpico 1980); y en Mar del Plata (1996) al campeón mundial de aguas abiertas, Atila Molnar.

Con esta actividad realicé nueve viajes al Viejo Continente y también conocí otros países americanos. Y recuerdo que siempre me ponía algo de "identidad argentina".

Entre los recientes días del Mundial de Alemania y esta carta de mi padre, se me ocurrió reflexionar sobre nuestra identidad. ¿Dónde está, por qué se pierden estos valores? Creo que "símbolos y significados", como la Bandera y la palabra, nos ayudan a que nos respetemos más, a unirnos, con el sentido de mejorar el país, a través de una mejor educación, salud, dignidad, buenos métodos de trabajo, y un complejo desarrollo deportivo para todos, con el objetivo de adquirir una mejor calidad de vida.

Que la Bandera flamee en nuestros corazones, y en todo nuestro país, la Argentina, con la misma energía que nos regalan las cataratas del Iguazú, como la supremacía del azul Nahuel Huapi, acompañado de esas blancas y altas cumbres cordilleranas, donde muchos lucharon por lo que más apreciamos: la libertad.

Alejandro Matías Lecot.


alejandrolecot@yahoo.com
alejandrolecot@yahoo.com alejandrolecot@yahoo.com


EL COMENTARIO
¿Y por qué no lo intentamos?

Un ex deportista argentino de alta competencia nos plantea un desafío infrecuente, como el de establecer una relación diferente con los símbolos patrios. Distinta de la rutina de las fiestas escolares y de las campañas de apropiación con fines promocionales.

Vale aclarar que su carta no es una respuesta a la del domingo anterior, porque fue escrita con anterioridad a que se publicara el texto de Nicolás Diana. Pero igual pone el dedo en la llaga acerca de cierta timidez que mostramos a la hora de reivindicar el sentimiento patrio. Salvo, claro, en los Mundiales cuando la "fiebre argentina" se transforma en un contagioso fasto colectivo.

No se trata de atrincherarse en un nacionalismo defensivo o cobijarse en los reflejos del patrioterismo a ultranza, que encubren a veces posiciones de ideología extrema. Sino de sentirnos bien argentinos más allá de las gestas deportivas.

Acabo de leer su carta a Clarín, la verdad es que me sorprendió y gusto su forma de ver los símbolos patrios.

Le cuento que yo tengo 17 años, voy al colegio San José de Moreno en donde los símbolos patrios no toman importancia, y solo son reconocidos como un invento que en aquel tiempo lejano se formó para conformar una nación. Por ejemplo, el día de la escarapela es salteado, y las Malvinas son recordadas como una pedazo de tierra, la cual tendríamos que habernos resignado a perder, cosas por las cuales me quiero cambiar de colegio.

Por mi parte el sentimiento nacionalista es cada día mas creciente, pocos a mi edad valoran la nación como lo hago yo, hasta puedo llegar a decirle que moriría sin miedo por mi país.

Le cuento que me pareció excelente, claro, preciso y comprensible, el final del anteúltimo párrafo y el siguiente a este, y creo que en nuestro país ya no hay nacionalidad, ya no hay libertad, ni creo que esos valores que usted nombra como la educación, la dignidad y demás, vuelvan a aparecer con gente ineficiente como la que tenemos en nuestro gobierno, en donde nuestro presidente desarmo al ejercito, y a las 3 fuerzas, donde hay coimas en el senado, donde… eh fin, tantas cosas que mejor resignarse, y empezar con uno mismo, o como hizo usted, empezar a tener una simple opinión en algún diario.

Saludos, Marlene Sanz.

Estimado Alejandro:

Leí en Correo de Lectores del Diario "Clarín del día 06/08/06 tu Nota sobre la Bandera. Muy interesante y pienso que debe ser el sentir de todo argentino.-

Yo soy de la Provincia de Salta, estoy en algo igual, le escribí al Presidente de la Nación hace tiempo, pidiendole que me autorice a colocar un mástil con su bandera en la Isla de los Estados en el Faro de San Juan de Salvamento.-

El Presidente me contesto autorizando el pedido.-

La Armada Argentina me hizo el mástil y ya esta en la base de Ushuaia para llevarlo a la Isla de los Estados, y colocarlo, si Dios quiere pienso ir el 14 o 15 de Setiembre próximo.-

Me pongo en contacto contigo puesto que me gustaria que me acompañes,

uniéndote a este emprendimiento, dado que yo estoy solo en esta patriada.-

Si te interesa escribime y coordinamos.-

Saludos.-

 

ROBERTO LEOPOLDO TERRONES

 

Hola Alejandro,

Soy Ana Maria de Pintex lei  tu carta del domingo en clarin y si bien es cierto que

nos conociamos personalmente creo que despues de leer esa carta termine de conocer 

al gran tipo que sos. Te felicito y espero que nos veamos pronto.

 Un beso, Ana Maria.

 

 

Notas relacionadas