El duelo Meolans Scherer

Todo comenzó por amistad. Por esa buena relación que comparten desde hace años José Meolans y Fernando Scherer. Pero que los dos miembros de esa unión sean los dos mejores nadadores de América del Sur hace la cuestión un poco más interesante. Porque la amistad se vuelve rivalidad cada vez que se tiran a la pileta en una competencia, cualquiera que sea el lugar donde se encuentren. Cuando tocan la pared, las sonrisas vuelven. Pero mientras tanto, mientras se convierten en competidores, se toman las cosas muy en serio. Y hacen que cada carerra en la que se enfrentan sea de un atractivo sin igual para los espectadores.
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Lo bueno es que esta vez, ese duelo que se repite unas cuantas veces al año en Brasil o en otro punto del mundo, ocurrió en esta ciudad. Buenos Aires pudo ver a dos de los velocistas más importantes del mundo, reunidos para armar lo que se llamó el Desafío Meolans-Scherer, pero que se convirtió, en definitiva, en un verdadero show. De un lado, el argentino que llevó la natación argentina a los primeros planos. Enfrente, el brasileño que se hizo famoso por lograr una medalla olímpica en Atlanta 96. Agradecidas, las 500 personas que se acercaron al natatorio de River para ver un espectáculo distinto, atractivo.
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La invitación se cursó antes de los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, en agosto último. Y Xuxa, como conocen todos al brasileño, aceptó gustoso. "En realidad, también es una buena oportunidad para conocer Buenos Aires. Vine de muy chico, pero casi no me acuerdo", explicó el brasileño.
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Lo cierto es que la exhibición se hizo, a pesar de las compromisos de Scherer en su país, y pese a que este reto lo obligó a postergar unos días su descanso de esta temporada, en la que se consagró campeón panamericano de los 50m libre en aquella ciudad caribeña. Allí venció, justamente, al Tiburón cordobés por apenas dos centésimas.
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Ese fue, casi sin quererlo, otro buen incentivo para esta carrera: la revancha de Santo Domingo. Y los dos quisieron ganar, a pesar de las bromas y de la amistad. La relación entre ellos está basada, también, sobre saber que tienen la misma voracidad por el triunfo.
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Fueron para el anfitrión, entonces, los dos primeros choques. Primero, en los 50m libre, con una buena marca de 22s74/100. Y después, en una posta original de 2 x 100m libre, también se impuso la Argentina ante Brasil. Meolans corrió con el juvenil Matías Aguilera y Scherer lo hizo con el más experimentado Nicholas Santos.
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Gozó el público con cada una de esas carreras. Gritó y alentó al argentino en esos pocos segundos que duraron las carreras. Pero que se disfrutaron como si hubieran durado una eternidad. Y después el estallido cuando el brazo del cordobés se extiende un poco más y le gana a su retador.
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Vibró ese pequeño estadio de River, porque Meolans no corría en Buenos Aires desde enero de 2000. Demasiado tiempo para el nadador que el año último, en Moscú, se consagró campeón mundial de los 50m libre en piscina corta (25 metros). Y no será ésta su única actuación en la ciudad. Lo espera mañana, en el mismo escenario, un choque de idénticas características. El duelo se cerrará el sábado próximo, en Córdoba, donde el nadador no compite desde 1996. Promete estallar el Jockey Club de esa ciudad.
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Pero el público, sabedor de que estaba ante dos grandes, también le rindió pleitesía a Scherer, que no paró de firmar autógrafos. "Me da mucho placer nadar acá, por el calor que transmitió la gente. Es increíble. Lo bueno de esto, más allá de quién gane, es que sirva de incentivo para la natación argentina. Si mejoran ustedes, también lo hace la natación brasileña", dijo apenas salió del agua. Con esa misión armaron este proyecto. Eso y la amistad como base para todo. Y así salió un verdadero show de la natación.
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Las otras exhibiciones
Además de Meolans y Scherer, también hubo competencias de mujeres y de nadadores paralímpicos. Entre las chicas, Manuela Morano ganó los 50m libre y Eugenia Zabala los 100m libre. En paralímpicos, los dos éxitos fueron del brasileño Soares, ante el argentino Guillermo Marro.

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