La Transpiración Acuática…
Transpiramos cuando nadamos… Claro que sí, ya que en nuestro cuerpo tenemos las llamadas glándulas sudoríparas, y en cuanto iniciamos los movimientos de brazos y piernas, es decir el ejercicio corporal, se accionan, debido a que comienza a subir la temperatura corporal.
Lógicamente cuando nadamos o hacemos movimientos en el agua, el grado de sudoración estará determinado por la temperatura del agua. Si ésta está algo fría o templada, el nadador sudará muy poco. La mayor parte del calor generado lo perderá por conducción y convección a nivel de la piel. Ahora, si la temperatura del agua es similar a la del ambiente, el ejercicio hace que se activen las glándulas sudoríparas y se sude tanto o más, como cuando corremos, caminamos o pedaleamos en bicicleta a pleno sol. En síntesis, las axilas pueden producir 700 miligramos de sudor por hora durante el ejercicio intenso, el triple que en reposo a temperatura ambiental.
Dentro del agua también se puede sudar y, donde este fluido corporal propio o de otros, forma parte de la composición de la piscina. De hecho se suda mucho. Hay varios factores que influyen en nuestra transpiración en el medio acuático: la temperatura del agua, la temperatura del ambiente, nuestro metabolismo y el tipo y la intensidad de los de movimientos cual realizamos. Las glándulas sudoríparas se activan cuando la temperatura del cuerpo empieza a subir peligrosamente.
Es aquí donde el cuerpo antes de que el calor achicharre nuestras células, da ordenes para que comencemos a sudar. Las axilas producen 700 miligramos de sudor cada hora. El líquido transpirado, en contacto con el aire, se evapora, llevándose algo de energía en forma de vapor.
En la piscina, las gotas de sudor, en lugar de evaporarse, se desprenden de la piel. Los nadadores que entrenar medio o alto rendimiento, tras una dura sección de nado, salen del agua con la piel enrojecida, y también con alguna sensación de calor en la cabeza, aquí se ha transpirado bastante. Un nadador que entrena casi todos los días, tiene una tasa de recambio de agua 33% más rápida que una persona que no nada. Es decir, que la cantidad de líquidos que entran y salen del cuerpo mientras hacen ejercicio, es mayor.
Lo más interesante es que las pérdidas no renales (las que no incluyen la orina), son 3 veces mayores en los nadadores, lo que sugiere que la sudoración es su fuente principal de pérdida de líquidos.
Cuanto transpiramos y que debemos tener en cuenta.
Dentro de los estudios de fisiología del deporte, manifiestan que la natación intensa, desplaza alrededor de medio litro de sudor por hora. Si hablamos en una carrera más larga, en especial de 800 a 1500 metros y o en el plano de de las aguas abiertas, ya pasamos a 1,1 litros aproximados. El dato es significativo porque cuando nadamos también debemos tener cuidado con nuestra hidratación. Aunque no lo parezca, estamos perdiendo líquidos y electrolitos y debemos reponerlos siempre para no perder el equilibrio, donde nos puede perjudicar en la recuperación del momento y de los próximos días.
También hay que tener en cuenta, la exposición al sol y el horario cual se entrena, se nada o se compite. Y algo muy importante, no excedernos en los entrenamientos, en las horas, y más cuando se entrena doble turno. es decir, la hidratación, la alimentación y el descanso, van de la mano, para mejorar la performance de los entrenamientos, de los resultados, y/o mejorar la calidad de vida deportiva y saludable.
Por eso es muy bueno y necesario, siempre hidratarse, llevar agua y líquidos hidratantes, bajo la supervisión del coach, y controlado siempre por nutricionistas y médicos deportólogos, cuando realizamos ejercicios, sea nadar, caminar, correr o andar en bici, y otros. Este tema de la hidratación, es fundamental, y lo dejaremos para una próxima nota.
Alejandro M. Lecot – www.natacion.com.ar
Notas relacionadas
Newsletter
¿Querés estar al tanto de las últimas novedades y tendencias en natación? Suscribite a nuestro Newsletter.