Alain Bernard por de bajo de 47 segundos..

 De hecho, Alain Bernard, medalla de oro en los Juegos de Pekín, mejoraba en 11 centésimas el récord que había logrado en China el australiano Eamon Sullivan, último precedente. Los telediarios franceses abrían con la marca (46.94) y con el paseo de Bernard. Tan impresionante y tan autoritario que el héroe nacional aventajó en un cuerpo de distancia al mejor de los perseguidores. "Lo que puedo decir es que ha sido mítico", confesaba nada más salir de la piscina. Hablaba con dificultad, casi ahogándose, pero el nadador francés tenía tiempo de analizar las razones de la proeza: "Se daban todas las condiciones. Las personales y las ambientales. Me estaba encontrando muy bien. Sabía que podía hacer una marca muy importante, aunque no creía que tuviera tan accesible bajar de 47 segundos". Las condiciones a las que alude Bernard, empezando por la sincronización de la salida, ya se apreciaron en una de las rondas clasificatorias de la mañana. Y es que el superatleta de Aubagne se había anotado la mejor marca mundial del año (47.86, casi un segundo más de lo que luego demostraría), provisto de un traje de baño elaborado íntegramente en poliuretano, aún pendiente la autorización de la Federación Internacional de Natación.

El segundo mejor tiempo fue para el australiano para Amaury Leveaux, 47”76 (con un pasaje de 22”65 en los 50m.); tercero, William Meynard, 47”97; cuarto, Fabien Gilot, 47”98 (dos recién llegados al club de los “menos de 48”); con Gregory Mallet, 48”33 y Frederick Bousquet, 48”35, que no pueden “perder comba”, si no quieren verse fuera del relevo corto. Se prepara una final de infarto, con una nueva posibilidad de récord mundial.