Historia de las Aguas Abiertas en Argentina

Nombres y hazañas para la rica historia de las aguas abiertas en Argentina, es el título de una nota que salio en el Clarín, producto del Hito histórico de Cecilia Biagioli, en Shanghái. Foto. Alfredo Camarero.

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Fotos: Alfredo Camarero. La fiesta en GEBA (2009) de los 50 años del Cruce
del Canal la Mancha, de Camarero, junto a otros grandes de las Aguas Abiertas.
Y el legendario Pedro Candioti.
 
“Nombres y hazañas para la rica historia de las aguas abiertas en Argentina”, es el título de una nota que salió hoy en el Clarín, debido al histórico quinto lugar de Cecilia Biagioli. Pongo en manifiesto, de esta buena nota, realizada por un ex alumno mío de la cátedra de Natación, Juan de los Santos, en el Círculo de Periodistas “Escuela López Pájaro”. Y sumo al final, también un comentario de Antonella Bogarín, quien participó en los últimos Juegos Olímpicos de Pekín 2008, en la misma prueba, los 10 kilómetros.
 

Mucho antes que las piletas olímpicas se adueñaran de las miradas y la atención de aquellos que esperaban expectantes un record mundial y que las nuevas tecnologías crearan modernos trajes de baño, intrépidos nadadores de nuestro país probaron su valentía a pura brazada en las frías aguas de un río o del propio mar Argentino para demostrar quién era el más rápido en cubrir las grandes distancias. Así, a fuerza de coraje y antes de la muy buena actuación de la cordobesa Cecilia Biagioli en el Mundial de Shanghai (ya se habla de sus chances de pelear por una medalla olímpica en Londres o en Río de Janeiro), aquellos se encargaron que el mundo conociera sus proezas en las aguas abiertas.

Santa Fe dio al primero de los muchos nadadores argentinos en esta especialidad: Pedro Candioti. Nacido en 1893, el Tiburón de El Quillá -bautizado así por el arroyo en el que dio sus primeras brazadas- tuvo al río Paraná como el escenario de sus grandes hazañas, las que serían recordadas como el primer capitulo de la rica historia de las aguas abiertas en Argentina. Entre el 19 y el 23 de febrero de 1939 llevó a cabo el raid que le daría la fama y el reconocimiento mundiales. A los 46 años, precisó 100 horas y 33 minutos para unir San Javier con la capital santafesina. Así consiguió el record mundial de permanencia en aguas abiertas.

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    Ingeniero Horacio Iglesias.

Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial, las aventuras eran en solitario: un nadador contra las inclemencias de un mar, río, canal o laguna. Una vez culminado el conflicto bélico empezaron a competir entre sí y se proclamaron los primeros campeones mundiales de distintas asociaciones internacionales. Allí los nombres de otros intrépidos nadadores argentinos se escribieron para quedar grabados a fuego en la historia. Alfredo Camarero, Horacio Iglesias, Claudio Plit, Diego Degano, Gabriel Chaillou y Damián Blaum entre los hombres y Pilar Geijo, María Inés Mato (con una pierna amputada cruzó el canal de Beagle, entre otras hazañas) y la propia Biagioli entre las mujeres, son sinónimo de éxito.

“El por qué de esta tradición se explica en que el biotipo del nadador argentino está formado para grandes distancias, para ser fondista y no para ser velocista. Luis Alberto Nicolao y José Meolans son la excepción a esta regla”, dice Alejandro Lecot, ex representante olímpico en 1.500 metros en Los Angeles 84.

La Federación Internacional de Natación adoptó la especialidad en 1994 y a partir de allí quedó bien delimitado el calendario mundial, que consta de dos circuitos. Por un lado está la Copa del Mundo que este año se compone de siete carreras de 10 kilómetros cada una y otorga dinero en premios y puntos para un ranking. Y por el otro se encuentra el Grand Prix de maratones en el que la Santa Fe-Coronda es la de mayor atracción y la Hernandarias-Paraná (88 kilómetros), la más dura.

Desde hace varios años los nadadores argentinos supieron cosechar logros y hazañas en aguas abiertas. La tendencia parece continuar. 

 Juan de los Santos – Clarín.

 

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Opinión de Antonella Bogarín, en el Clarín 20-07-11

¿Qué puedo decir de Cecilia? Yo sólo dijo que por culpa mía ahora está en la elite de la natación, je, je. La anécdota es la siguiente: yo soy una de las que la terminé convenciendo para que se tirara a nadar al circuito de aguas abiertas. Ella no quería saber nada. “Ceci, con tus condiciones podés llegar a un Juego Olímpico en aguas abiertas. Hacerme caso, animate”, le dije hace un tiempo. “Mmm, ¿vos estás segura? ¿Te parece? Si yo nunca me enfrenté a las olas…”, me respondía. Hasta que terminó animándose. Primero ganó una medalla en Santos, después otra en Santa Fe. Creo que en total debe haber hecho cinco carreras y ya dio el zarpazo.
Pero esto no es casualidad. Porque tiene unas condiciones bárbaras. Le pone una garra tremenda y está día a día perfeccionándose. Además yo, que competí en Beijing 2008, puedo asegurar que esta disciplina es durísima. Totalmente distinta a nadar en la pileta. El agua está más fría y hasta podés llegar a sufrir hipotermia. Encima te tenés que acostumbrar al roce de los nadadores porque van todos muy juntos en el pelotón. Así y todo ella se adaptó y logró algo grandioso. Lo hecho la pinta de cuerpo entero. Ella ama lo que hace. Cuento otra anécdota: se casó hace un año y nunca dejó de entrenar. ¿Su proyecto de vida? Ganar y ganar.

 Juan de los Santos, Antonella Bogarín y Deportes Clarín, muchas gracias…

Y a Nuestros Queridos Maestros de las Aguas Abiertas, Alfredo Camarero, el sentido y recordado Horacio Iglesias y mi amigo Claudio Plit, mil gracias por las sugerencias y enseñanzas…

Alejandro Lecot – WWW.NATACION.COM.AR 

 

 

 

 

 

 

 

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